La contaminación en ríos y arroyos, tanto en Tucumán como en la llegada del agua a Santiago del Estero, volvió al tapete en los últimos días y fue difundido por LA GACETA el 15 del mes pasado y este jueves.

Se trata de algo demasiado importante, que no podemos pasar por alto. Al punto que se abrieron más causas ante la Justicia federal, debido a la enorme mortandad de peces -entre otros-, en especial sobre el cauce del río Muerto, que luego llega al lago del dique Frontal en Santiago del Estero.

La primera denuncia de funcionarios de esa vecina provincia se había dado en noviembre del año pasado; y se repitió nuevamente. Lo grave de esto es que la Justicia federal de Tucumán puntualizó que tirar residuos, como la vinaza, a los cauces de ríos es un delito, según lo establecen leyes nacionales de protección al ambiente.

De allí lo importante, preguntarse qué hacer con la vinaza, manifestó Franco Fogliata, asesor privado. “Hasta ahora se hicieron solo parches. En los años 1970/80 abordamos este tema en la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), pero con el foco en el fertirriego; y vimos que la cosa no iba por allí. Esto mismo ya se había planteado en 1925 Williams Cross en la Eeaoc, y no dudó en decir ‘industrializar para obtener fertilizantes potásicos’. Pero nadie le hizo caso”, señaló Fogliata.

Añadió que insistieron con esa misma propuesta a partir de 2000 y en 2007, con el apoyo de investigadores de la Universidad Tecnológica Nacional (Facultad Regional Tucumán). “Un equipo de trabajo encabezado por Jorge Perera se abocó a estudiar el tema y presentó el mejor y único proyecto existente hasta ahora, sobre industrializar la vinaza para lograr fertilizantes potásicos”, enfatizó Fogliata.

Explicó que la clave partía de aprovechar la riqueza del ión potasio que contiene la vinaza o su correspondiente óxido de potasio (K2O). Agregó que de esa forma se lograría eliminar para siempre su enorme poder contaminante como efluente de la destilación del alcohol. “El poder contaminante de la vinaza, cuando es volcada a cauces de ríos o a arroyos, se debe a sus elevadísimos valores de la Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO) o bien de la Demanda Química de Oxígeno (DQO). Los análisis efectuados en vinazas de melazas, desde la década de 1980 arrojaban valores DBO de 58.100 partes por millón (ppm) y DQO de 83.162 ppm. En cauces naturales de agua, la DBO no es mayor de 50 ppm. Con estos números es fácil apreciar la diferencia”, advirtió el especialista.

Indicó que si el efluente es arrojado al agua natural, no hay oxígeno. “Allí está el problema. El ‘ión potasio’ de la vinaza oscila entre un 1,37% y 1,42%; y las cenizas totales van de un 3,28% a un 4,27%, lo cual resulta entre un 33,2% y un 41,8%. Tomado como óxido de potasio llega a un 49%. En esas vinazas prevalece el potasio sobre los otros componentes químicos. Y tiene otro grave defecto: su elevada salinidad. Esto torna riesgoso insistir mucho con la fertirrigación”, precisó.

Salinidad

Fogliata recordó que ya en los años 1970 había demostrado cómo aumenta la salinidad en el suelo a medida de que aumentan las dosis en m³ de vinaza por hectárea. “No se recomienda más de 50 m³/ha en cada riego; y, a lo sumo, cuatro riegos al año en períodos de brotación y de macollaje. Con cifras mayores baja el rendimiento fabril del jugo y, en paralelo, aumenta su contenido de potasio, al igual que aumenta el potasio del suelo; por otro lado afecta el contenido de nitratos en el suelo”, dijo.

Pero indició que hay un inconveniente mayor. “El aumento de potasio en el jugo afecta directamente la cristalización de la sacarosa durante el proceso fabril y se obtiene menos azúcar y más melazas”, afirmó.

Señaló que el estudio hecho por el equipo de Perera parte de la base con una tecnología conocida internacionalmente como “concentración-combustión” desde los 11,1 Brix originales de la vinaza se lleva a 60 Brix con evaporación de agua en quíntuple efecto. “Mediante comparaciones energéticas, se destaca que un kilogramo de bagazo seco equivale a 1,12 Kg de vinaza concentrada. La vinaza tiene un poder calorífico superior de 2.631 calorías por gramo y, en seco, un calor de combustión de 3.150 calorías por kilo. En India se concentra la vinaza como fuente energética para calderas, lo que no ocurre en Tucumán”, finalizó Fogliata.